1. 05. Introducción al Pentateuco
Introducción
I – El Nombre “Pentateuco”.
El nombre Pentateuco se refiere al conjunto de los cinco primeros libros del AT: Génesis,
Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. El término “pentateuco” no se haya en las
Escrituras, sino que fue introducido posteriormente. De ahí que es saludable entender cómo
le llamaban los judíos a los primeros cinco libros y cuál es el origen histórico de la palabra
“Pentateuco”.
A- El Nombre Judío.
Para los judíos, la primera división del canon sagrado del Antiguo Testamento esto es, los
primeros cinco libros, es conocida como Torah, es decir, La Ley. La palabra hebrea Torah
viene de la raíz yara, “aventar” o “disparar”, y significa “dirección”, “ley”, “instrucción” o
“enseñanza”. Es decir que para los judíos esta sección era conocida como una unidad, no
como cinco libros.
Es interesante notar cómo se describe esta sección en el Antiguo Testamento:
• La ley: Jos.8:34; Esd.10:3; Neh.8:2,7,14; 10:34,36; 12:44; 13:3; 2Cr.14:4; 31:21; 33:8.
• El libro de la Ley: Jos.1:8; 8:34; 2Re.22:8; Neh.8:3.
• El libro de la ley de Moisés: Jos.8:31; 23:6; 2Re.14:6; Neh.8:1.
• El libro de Moisés: Esd.6:18; Neh.13:1; 2Cr.25:4; 35:12.
• La ley de Jehová: Esd.7:10; 1Cr.16:40; 2Cr.31:3; 35:26.
• La ley de Dios: Neh.10:28,29.
• El libro de la ley de Jehová: 2Cr.17:9; 34:14.
• El libro de la ley de Jehová su Dios: Neh.9:3.
• La ley de Moisés siervo de Dios: Dn.9:11; Mal.4:4.
En el Nuevo Testamento, al Pentateuco le llaman manera similar:
• El libro de la ley: Ga.3:10.
• El libro de Moisés: Mr.12:26.
• La Ley: Mat.12:5; Lc.16:16; Jn.7:19.
• La ley de Moisés: Lc. 2:22; Jn.7:23.
• La ley de Jehová: Lc.2:23,24.
Todas estas expresiones permiten pensar que de hecho estos cinco libros formaban uno
solo.
Como bien apunta Young, estas expresiones describen muy bien al Pentateuco porque
hacen énfasis en la legislación, la Ley; indican que está en forma permanente, el Libro;
dirigen la atención hacia su escritor humano, Moisés; y apuntan hacia el Autor Divino,
Jehová, quien es Dios.[1]
Para los judíos “la ley” o la Tora era la parte más importante del Antiguo Testamento y se le
atribuía mayor autoridad y santidad que a los Profetas y a los Escritos, quizás porque fue el
dedo de Dios que escribió sobre las tablas de Moisés en el Monte Sinaí.
2. B- E Nombre Actual.
La palabra “Pentateuco” proviene del griego pentáteuchos que se compone de dos
partículas: (Penta = “cinco”; teuchos = “tomo”). La palabra puede ser traducida como “(libro)
de cinco volúmenes” o “que consiste en cinco rollos”.
Una opinión muy generalizada es que la traducción griega del AT, la Septuaginta[2] o
versión de los LXX fue quien introdujo la innovación de dividir la ley de Moisés en los cinco
libros. Hay quienes piensan que esta división pudo haberse originado un corto tiempo antes
de la LXX (que fue traducida para el 250 a.C.), pero en cualquier caso, fue la Septuaginta la
primera versión en mostrar los nombres de Génesis, Exodo, Levítico, Números y
Deuteronomio.
Ahora bien, en cuanto al uso de la palabra Pentateuco, se le atribuye a Orígenes (185 a 254
d.C.) utilizarla por primera vez cuando dice “del Pentateuco de Moisés” (compárese PG XIV,
Col 444). Tertuliano lo usó en Latín como nombre propio, Pentatucos (Adversus Marcionem
1:10 en PL, II, col. 282).
El Nombre Pentateuco apela a la unidad de los cinco libros.
Es muy importante tener en cuenta la unidad de esta sección de la ley de Moisés. Los libros
del Pentateuco no son “libros” en el sentido moderno de la palabra[3], como entidades
independientes y completas en sí mismas, sino que fueron concebidas y estructuradas como
partes de una unidad mayor. De ahí que el término “Pentateuco” además de conveniente se
convierte en necesario, para enfatizar esta unidad.
Sin embargo, teniendo en cuenta esta unidad, la división en cinco partes desde Génesis
hasta Deuteronomio es importante, no sólo por razones prácticas de manejo del contenido,
sino porque existen evidencias que sugieren que estos cinco “libros” son subdivisiones
originales en el material escrito por Moisés.
Algunos comentaristas insisten en que no fue la Septuaginta quien hizo la primera división,
sino que la división en cinco partes es obra original de Moisés. De hecho, muchos
manuscritos hebreos daban como título a cada sección las primeras palabras que iniciaban
en cada división. Esto es:
• “En el principio” (Génesis)
• “Estos son los nombres” (Éxodo)
• “Y El llamó” (Levítico)
• “En el desierto” (Número)
• “Estas son las palabras” (Deuteronomio)
Algunos eruditos judíos se refirieron al Pentateuco como “las cinco quintas partes de la Ley”,
y a cada libro o sección se le llamó una quinta parte”.
II – El autor: Moisés.
Existe un testimonio convincente para respaldar la opinión de que Moisés escribió el
Pentateuco. Veamos algunas evidencias.
A. Evidencias Internas en el Pentateuco.
3. El mismo Pentateuco registra que Moisés escribió este conjunto de libros. Recordemos que
estos cinco libros formaban una sola unidad (un solo libro – la ley de Moisés) hasta que la
traducción Griega o Septuaginta los dividió en cinco libros por separado.
Siendo que el Pentateuco formaba una sola unidad, tomaremos las citas de cualquiera de
sus libros para aplicarla al conjunto. Ex. 17:14; 24:4; 34:27; Num.33:1-2; Deut. 31:9, 24.
B. Evidencias Externas al Pentateuco.
1. En el Antiguo Testamento:
a) Jos.1:7-8; 23:6; Jue.3:4; 1Rey.2:3; 2Rey.14:6; 2Cr.25:4; Esd.3:2; 6:18; Neh.8:1;
Dan.9:11-13.
2. En el Nuevo Testamento:
a) Testimonio de Cristo: Mat.19:8 (comp. Deut.24:1-4); Mat.8:4; Mar.7:10; Lc.16:31; 24:27,44;
Jn.5:4-6.
b) Testimonio de los apóstoles: Hch. 3:22 (comp. Deut.18:15-16; Hch.13:39.
3. Tradición: Desde el tiempo de Moisés hasta cerrar el canon del NT, tanto
judíos como cristianos creyeron que Moisés fue el autor.
C. La Capacitación de Moisés para escribir el Pentateuco.
1. Capacidad intelectual: Criado en toda la sabiduría de los egipcios (Hch.7:22)
2. Conocimiento de los hechos: Testigo presencial de la mayor parte de los
acontecimientos.
3. Autoridad espiritual: Mantuvo una íntima comunión con Dios al punto de que
recibió revelaciones especiales (por ejemplo Ex.34:5-6).
4. Como hebreo tenía acceso a genealogías y tradiciones orales y escritas de su
pueblo.
III. Algunas objeciones de la Alta Crítica a la paternidad literaria de Moisés.
No es de nuestro propósito entrar a considerar el tema de las teorías documentarias, porque
no es el enfoque de este estudio. Sin embargo es saludable para el lector conocer de
manera general que la Biblia ha sobrevivido por muchos siglos el ataque feroz de hombres
impíos que han tratado en vano de poner en duda la inspiración plenaria y verbal de Dios, o
han querido cuestionar el origen y las fuentes de autoridad de las Escrituras.
A. La Alta Crítica y la Baja Crítica
Es importante aclarar que la Biblia no tiene ningún tipo de error en cuanto a sus manuscritos
originales (llamados “autógrafos). Pero es completamente comprensible que al pasar de
copia en copia encontremos errores humanos de los copistas en cuanto a caracteres o
palabras. Es imposible para un ser humano copiar un libro entero sin cometer algún error de
copiado (si no lo creen, inténtelo para que lo pueda comprobar).
En ese sentido se le llama Alta Crítica a cierta disciplina dedicada a estudiar los problemas
relacionados con la paternidad literaria y la pureza del texto de los libros de la Biblia. En
otras palabras, tratan de descubrir la fecha de cada libro, su autor, su propósito y las
características del estilo y el lenguaje. Se preguntan cuáles son las fuentes originarias de los
documentos bíblicos, cuestionan cada una si son dignas de confianza, etc.
Por otro lado la Baja Crítica o Crítica Textual se enfoca en la tarea de restaurar el texto
original sobre la base de las copias imperfectas que han llagado a nuestras manos, tratando
de tamizar las evidencias provistas por las diferentes versiones, donde los manuscritos
4. existentes discrepan unos de otros, y por medio de un método científico tratar de llegar a lo
que probablemente fue la terminología utilizada por el autor original.
Tanto la Alta Crítica como la Baja Crítica pueden arrojar mucha luz sobre las Escrituras si se
aplica con reverencia y seriedad. De ahí que los padres de la iglesia, los reformadores y los
eruditos cristianos han realizado estos estudios con mucho beneficio. Sin embargo, los
críticos alemanes bajo la influencia del racionalismo de la época llegaron a conclusiones que
atentan contra la integridad de las Escrituras en el caso de que fueran comprobables. Estos
rechazaban todo elemento milagroso y estaban prejuiciados con otras filosofías contrarias al
cristianismo como la del filósofo Hegel.
Así que teniendo este contexto, podemos decir que hace dos siglos, eruditos de tendencia
racionalista pusieron en duda que el Pentateuco fue escrito por Moisés y desarrollaron una
Teoría Documentaria de la Alta Crítica considerando al Pentateuco como una compilación
de documentos redactados en tiempos de Esdras alrededor del 444 a.C.
Sin embargo, los eruditos conservadores rechazaron abiertamente esta teoría documentaria
porque fue considerada absurda y carente de evidencia externa. No se presentó evidencia
de literatura, ni de la tradición hebrea como para sostenerla, de modo que un estudio serio
del Pentateuco no puede concluir con que sea la obra de la época de Esdras.
Con todo, es importante reconocer que es probable que Moisés se auxiliara de notas
biográficas, genealogías y tradiciones escritas por los patriarcas ya que Moisés menciona “el
libro de las generaciones de Adán” en Gn.5:1. Como dice Pablo Hoff, “no debemos
extrañarnos de que Dios tal vez haya guiado a Moisés a incorporar tales documentos en sus
escritos.”[4]
Adicionalmente, también se reconoce que hay algunas añadiduras y retoques de poca
importancia de palabras arcaicas realizados a la obra original de Moisés. Por ejemplo:
• El relato de la muerte de Moisés (Deut.34) sería escrito por otra persona. El Talmud,
libro de los rabinos, lo asigna a Josué.
• Gn.14:14. En este texto de Génesis le llama Dan a la ciudad de Lais narrando acerca
de Abraham en un momento cuando no existía ni Isaac, ni Jacob ni Dan. La
explicación de esto se puede atribuir a notas aclaratorias o cambios de nombres
geográficos arcaicos que se introdujeron para hacer más claro el relato. (ver
Jue.18:29). Estas diferencias se pueden atribuir a notas aclaratorias de los copistas, o
cambios de nombres geográficos arcaicos, que se introdujeron para hacer más claro
el relato. Algunos especulan que algunos cambios serían actualizados por el profeta
Samuel. En cualquier caso, estos retoques en las copias no son relevantes en cuanto
a la integridad del texto, y la evidencia interna y externa muestra contundentemente
que Moisés fue su autor.
IV. Tiempo histórico que cubre el Pentateuco.
Se estima que Abraham es de la época del 2,166 a.C. pero el tiempo que transcurrió desde
que Dios creó a Adán hasta el momento en que aparece Abraham es incierto. Algunos
estiman 2000 años desde Adán hasta Abraham, lo cual nos daría unos 6,000 años de
existencia de la Tierra (2000 de Adán a Abraham + 2000 de Abraham al nacimiento de
Cristo + 2000 después del nacimiento de Cristo).
En cuanto al Pentateuco, si la estimación anterior es correcta, estaríamos hablando de un
lapso histórico de unos 2770 años, desde el origen de la creación hasta la preparación del
5. pueblo de Israel para entrar a Canaán, esto es, desde Adán hasta la muerte de Moisés en el
1230 a.C.
La temática histórica que cubre el Pentateuco es uno de los elementos que destacan su
unidad como un solo volumen a pesar de sus diversos temas. El Pentateuco trata de
manera consistente, coherente y unificada con los siguientes temas:
• La promesa de Dios
• Le elección de Dios
• La liberación del pueblo de Dios
• El pacto de Dios con su pueblo
• La Ley de Dios
• La tierra prometida
Todo esto es tratado en los cinco libros en el espacio de tiempo que comprende la creación
hasta que el pueblo de Israel se prepara para entrar en la tierra prometida.
V. El escenario geográfico del mundo bíblico.
Se ignora dónde estuvo específicamente el Huerto del Edén o el Paraíso donde Dios puso a
Adán. Sin embargo, Génesis menciona que varios ríos lo regaban, siendo algunos de ellos
muy conocidos para nosotros, como el caso del Tigris y el Eufrates (Gn.2:14). De manera
que es plausible suponer que la cuna de todas las civilizaciones nació en la meseta de
Mesopotamia, que significa “tierra entre ríos”, y que se conoce como aquel territorio de
Babilonia precisamente entre los ríos Tigris y Eufrates.
Fue también de Mesopotamia, de la ciudad de Ur de los caldeos, desde donde Dios llamó a
Abram (a quien luego se le cambió el nombre a Abraham), el cual tuvo un recorrido pasando
por Harán (Padan-Aram) muy al norte de lo que hoy es Siria, y luego viajó al sur,
atravesando todo el territorio de Canaán, pasando por Hebrón hasta el Negev, y viajando
hasta Egipto. Abraham vivió 38 años en el Negev, después de la muerte de Sara y cuando
murió a los 175 años fue enterrado con su esposa en la cueva de Macpela, en Hebrón.
De manera que la historia de Israel comienza en Babilonia, pasando por Canaán, Egipto,
todo el desierto del Sinaí, conquistando Canaán, luego siendo deportados a Asiria y
Babilonia, y luego regresando a su tierra de Canaán 400 años antes de Cristo en la misma
área donde su patriarca Abraham fue enterrado.
Canaán – Israel – Palestina – “La Tierra Prometida”
El nombre de “Palestina” no era conocido en la época que Abraham llegó a esta región,
aunque ciertamente ya en ese momento, 2000 antes de Cristo, era un puente importante
entre los centros culturales y políticos de ese momento. Pero el nombre de Palestina
realmente fue inventado por los griegos y el imperio romano para llamarle a todo el territorio
habitado por los israelitas.
El término Palestina se deriva o es una corrupción de la palabra Filistea, nombre de la
estrecha franja dominada por los filisteos (Ex.15:14; Is.14:29,31). Realmente los antiguos
hebreos daban el nombre de Canaán a la tierra comprendida al oeste del Jordán. Después
de la conquista de Josué, toda la región recibió el nombre de Israel (1S.13:19; 1Cr.22:2;
Mat.2:20), aunque cuando el reino se dividió en tiempos de Roboam hijo de Salomón, la
porción Norte con las 10 tribus era “Israel” y la sur con Judá y Benjamín era “Judá”. En
Hebreos 11:9 se le llama “Tierra prometida”. Pero después de los inicios de la era cristiana,
los griegos y romanos le llamaban Palestina.
6. Así que lo más correcto sería llamarle la tierra de Canaán o de Israel o Tierra prometida.
Para los judíos, Israel era la nación, la zona geográfica era llamada simplemente “la tierra”.
Límites y extensión.
El territorio que ocupaban los hebreos se extendía, de sur a norte desde Cades-barnea
hasta el Hermón. Desde el oeste hasta el este iba desde el Mediterraneo al desierto oriental
con excepción de la llanura filistea y del país de Moab. Luego de la repartición de las tribus
de Israel ellos expresaban los límites de su país con la expresión “desde Dan hasta
Beerseba” (más de 240 km).
[1] Young, Edward. Una Introducción Al Antiguo Testamento. T.E.L.L. Michigan, USA, 1991, p.31.
[2] Durante el período de Ptolomeo II Filadelfo (285 a.C. – 246 a.C.) uno de los príncipes del reino griego de Egipto, se confecciona la
Septuaginta, que es la versión griega del Antiguo Testamento. La traducción se hizo para satisfacer la demanda de una población judía
que hablaba griego y quería las Escrituras. La Septuaginta se conoció por primera vez en la ciudad de Alejandría (en Egipto). Durante el
tiempo del Señor Jesucristo esta traducción circulaba ampliamente entre los judíos de la dispersión en el mundo mediterráneo, y se
convirtió en la Biblia de la Iglesia Cristiana primitiva, siendo ampliamente citada en el texto del Nuevo Testamento.
[3] Es interesante que la palabra “libro” se vino a utilizar cuando los pergaminos comenzaron a encuadernarse a manera de códice para
facilitar su lectura, orden y almacenamiento. Por eso, cuando leemos un texto cuya referencia es antes de los códices, y aparece la
palabra “libro” debe entenderse que se ha traducido esta palabra para facilitar la comprensión del lector, pero literalmente esta palabra no
existía en el original hebreo cuando Moisés escribió, sino que se utilizaba la palabra hebrea “séfer” o “sifrá” que literalmente se puede
traducir como “escrito” o “escritura”. Por ejemplo, Josué 1:8 “nunca se apartará de tu boca este libro…” sería “esta escritura” (hebreo
séfer). Véase el hebreo en Strong 5612.
[4] Hoff, Pablo. El Pentateuco. Editorial Vida, Miami, USA, 1978, p.15. Para un estudio más profundo en el tema de la Alta Crítica,
recomendamos el libro de Gleason Archer, Reseña Crítica de una Introducción al Antiguo Testamento; Editorial Portavoz, Grand Rapids,
Michigan, USA, 1987.